Cuando comencé mí programa de radio en Onda Jerez dedicado integramente al mundo del flamenco, en el mes de septiembre de 1992, realicé una serie de entrevistas en el barrio de Santiago sobre todo a personas mayores que nos hablaran de sus ancestrales costumbres. Una de las primeras fue la realizada a la, popularmente conocida, abuela Tota. Una mujer que había sobrepasado con creces los 70 años y, por tanto, on una gran perspectiva histórica, a la que localizamos en su casa de la calle Nueva. Ayudada por su nieto, mi gran amigo "Luis el de la Tota", la abuela dentro de las vivencias de niña recordó una vivencia que tiene una especial incidencia en la Historia de nuestra corporación. En concreto su relato de las "mañanitas de Jesús":
"Siempre ha habido muchas flamencas que se han vestido de hermana, y están saliendo, siempre, siempre, siempre... La noche de Jesús ha sido de las cosas más bonitas que se han visto en toa España. Antiguamente, decíamos nosotros las mañanitas de Jesús, la mañana de Jesús, porque la mañana de Jesús, Pa morirte cuando se recogía Jesús ( en ningún momento habló del Nazareno, sino de Jesús). En aquella plazoleta, en aquella calle no se cabía, hijo , de gente. Los antiguos gitanos, decíamos "vamos a ir a ver la mañana de Jesús" y le daba el sol en la espalda. En Santiago todo el mundo el cantaba saetas al recogerse Jesús. Al salir, igual, sabes, y al recogerse todavía más. Entraban en la Iglesia para acabarle de cantar. Después nos íbamos a tomar café a la Perla y a comer algunos bollos, que es como se le han dicho siempre a los churros... y que buenos estaban los bollos, hijo, ¡cudiao como estaban los bollos, los chequetitos!. Y esto se debe a que Jesús pasabo por Santiago para recoger a la Piadá, otra hermandad de nosotros los gitanos del barrio de Santiago. Tanto que recuerdo una letra de cuando yo chiquita que decía:
Por el angostillo
Por el angostillo
Iba Jesús
Jalao por Malquillo.
Como vemos, son antiguas reminiscencias de cuando el Nazareno - Jesús, simplemente para el pueblo - recorría prácticamente toda la ciudad para repartir su misericordia, inspirando en su recorrido los cantares del pueblo. A parte de esto, al hablar del Prendimiento, la abuela Tota me dijo una cosa que reocordaré siempre, por su particular gracejo, y las dificultades para adaptarse a los tiempos modernos.
"Fijate tú, Pepito, como será esa jechura de Prendimiento que vienen a verlo hasta los americanos".
José María Castaño Hervás
(Artículo rescatado de un antiguo boletín de nuestra Hermandad)